El partido que va a disputarse mañana en La Fortaleza entre Lanús y Vélez, por varios motivos, debería significar una verdadera final para los hinchas granates. Por un lado, porque el equipo de Guillermo arrancó su actuación el Torneo Final como nunca en los últimos años, con dos goleadas aplastantes sobre Colón y Newell’s, con 7 goles a favor y ninguno en contra, dejando una imagen de solidez que debe haber preocupado a más de un dirigente, técnico, jugador o hincha conciente, perteneciente a cualquiera de los clubes que compiten en la primera división del fútbol argentino. Ninguno de ellos va a pasar por alto el enfrentamiento ante el último campeón. ¿Quién sino Vélez puede ser la medida definitiva del poderío granate?
Por otro lado, y desde el punto de vista institucional, Vélez y Lanús son los hermanos descarriados de la banda de facinerosos de la esquina, los que se dedicaron al estudio y al laburo mientras el resto de los muchachos se hundía en la miseria y el desamparo de aquellos que no tienen para comer, y que cada tanto se emborrachan para olvidar su desgracia. A Lanús y Vélez les va bien de verdad, por eso pese a haber surgido en barrios proletarios y con estrechez de recursos, hoy son los galanes de la fiesta. Admirados, envidiados, desde la capacidad organizativa y el orden económico han progresado en lo deportivo, lideran todas las tablas, participan de casi todas las Copas, postergando a los cinco que nacieron grandes y ricos.
Desde los 90 en adelante, primero Vélez, entonces también Estudiantes, un paso atrás Lanús, protagonizaron gran parte de las luchas por los títulos Clausura y Apertura, y en ese aspecto, Vélez le sacó algo más que ventaja a Lanús, ya que en las cuatro oportunidades que dirimieron título, resultó airoso y campeón, y Lanús fue su principal derrotado. No hablar de paternidad a esta altura sería faltar a la verdad. Para colmo, siempre el Fortín de Liniers para Lanús fue casi inexpugnable, y entre 1959 y 2006, cuando lo eliminó de la Sudamericana venciéndolo por 1 a 0, Lanús no pudo resultar victorioso en condición de visitante, y solo volvería a derrotarlo dos veces hasta hoy, en 2008 por 2 a 0 y en el reciente Torneo Inicial y por el mismo marcador, con el mellizo Barros Schelloto en el banco.
En el año 1996, el equipo de Héctor Cuper que a fin de ese año levantaría la Copa Conmebol fue un gran animador del Torneo Clausura, junto a Vélez, Gimnasia y Estudiantes. El Grana estuvo en punta e invicto hasta caer ante Boca por la 5ª fecha -Caniggia y Maradona jugaron para Boca aquella tarde en Liniers a estadio lleno- y luego se volvió a prender cosechando cuatro victorias y un empate. Por la 11ª fecha Vélez lo goleó en Liniers por 5 a 1, y no obstante aquella dura derrota, Lanús se recuperó aplastando a Banfield 4 a 0 en un partido inolvidable, con grandes actuaciones de Huguito Morales y el Caño Ibagaza, y se mantuvo en pelea hasta la fecha17º, en la que por segunda vez en su historia -la otra habia sido la de los Globetrotters ante River en casa en el 56- Lanús tuvo que ganar para ser campeón de Primera, en este caso ante Español en San Lorenzo, y sin embargo cayó derrotado con una actuación para el olvido. Aquel Vélez de Osvaldo Piazza se coronó Campeón, seguido por Gimnasia a un punto, Lanús terminó tercero a seis del líder
El destino volvió a oponer a Lanús y Vélez en la lucha por Clausura del 98, y el equipo en el que brillaban Pininito Mas, Julián Kmet y el Facha Bartelt que arrancó venciendo a River en el Monumental por 4 a 0, resultado para la historia, se tuvo que conformar con el título de subcampeón, el segundo de su historia en primera, detrás del Vélez de Bielsa. Pasaron once años para que otra vez en un Clausura, el de 2009, Vélez volviera a despachar a Lanús en la lucha por el título, con un empate afortunado que quedó en las retinas granates como el del penal de Faccioli, el equipo de Zubeldía, con el Pepe Sand, Salvio, Valeri y Blanquito estuvo a minutos de quedar en posición muy favorable, con una fecha por jugar en la que se tenían que enfrentar los dos principales adversarios al título, Vélez y Huracán, un choque que quedará en el recuerdo como el del derrumbe de Brazenas.
Y otra vez en invierno y en otro Clausura, el de 2011 y ya con Schurrer en el banco, con una arremetida impresionante de 11 partidos invicto, por cuarta vez en su historia, Lanús perdió el partido que tenía que ganar para ser Campeón, ante el humilde Argentinos en La Fortaleza, dejándole servido el título al Vélez de Gareca. El equipo que tuvo como figuras a Regueiro, Romero y el mejor Valeri se tuvo que conformar con el tercer subcampeonato de su historia. Por todo esto, y porque de repetir sus actuaciones recientes ante este Vélez dubitativo, que juega mal y pierde en el torneo y en la Copa, pero que llega entonado por su victoria ante el precario Deportes Iquique de Chile, Lanús espera a los de Gareca en La Fortaleza para revalidar su diploma de principal candidato a quedarse por fin con el torneo que se le viene negando, siempre en invierno, el partido que prematuramente puede señalar el destino granate en el sucedáneo del Clausura, que ahora se llama Torneo Final, nombre que también puede anunciar el destino de la supremacía de los últimos veinte años del molesto Vélez sobre el Granate, poniéndole condimentos a un choque que se insinúa como el clásico del futuro.
por Marcelo Calvente