Al cabo de la
notable victoria granate en Rosario, superando por 3 a 0 a Newell’s ante un estadio
colmado por 40.000 hinchas locales que llegaron motivados por el presente
futbolístico de su equipo y que se retiraron sorprendidos por la amplitud con
que Lanús lo superó, cuesta mucho no caer en la exageración y extralimitarse
con el uso de adjetivos a la hora de calificar la actuación del equipo de
Guillermo Barros Schelloto, que se suma a lo exhibido en el debut en la Fortaleza ante Colón,
también victoria holgada por 4 a
0. Limitémonos por ahora a señalar los datos estadísticos: Disputado el 10% del
Torneo Final, Lanús jugó dos y ganó ambos, convirtiendo siete goles sin recibir
conquista alguna, ante dos equipos de los pocos que tienen atributos como para
pensar en la cima de tabla, cuando la mayoría, incluso los más grandes, vive
mirando de reojo la zona de los que luchan contra el promedio del descenso, si
es que directamente no están metidos en ella hasta el cuello. A los dos rojinegros,
Lanús los pasó por encima en base a solidez defensiva, recuperación en la zona
de medios, entrega ingeniosa y precisa del balón y variantes de ataque,
atributos netamente de juego, sumado a ese algo más que solo tienen aquellos
equipos cuyos integrantes confían plenamente en su entrenador y se apoyan en lo
colectivo para potenciar el aporte individual de cada uno.
En los últimos
años, definitivamente instalado en el lote de los que siempre apuntan
hacia arriba, Lanús tuvo muchos más
buenos inicios que arranques frustrantes. Uno de los peores fue justamente el
semestre pasado, con este mismo plantel y cuerpo técnico, y ante los dos mismos
rivales que acaba de aplastar, el Grana sufrió sendas derrotas ajustadas pero
merecidas. De cara al Torneo Final, realizó dos importantes incorporaciones en
ataque, minimizando la partida de Matías Fritzler -para la mayoría de sus
hinchas un jugador irreemplazable- y mucho menos por el hasta entonces
irregular Pulpito González, suplente eterno tanto de Pelletieri como del
Polaco. Primera sorpresa: El Pulpito, de pronto transformado en un doble del mejor
Checho Batista, fue una de las principales figuras de estas dos victorias. Lo
mismo ocurrió con Silvio Romero, de quien últimamente se había hecho costumbre
decir despectivamente que jugaba con un balde en la cabeza. Algo parecido pasó con
Maxi Velázquez, a quien además no le perdonaron su paso por Independiente ni
sus declaraciones al respecto, lo daban por terminado y sin embargo resultó un valor
fundamental tanto en defensa como en ataque, con un pase gol descomunal en cada
partido, ambos cruzando la cancha para dejar a Romerito cara a cara con el
arquero para convertir dos goles claves para el trámite de estas dos victorias
iniciales.
Si seguimos hilando fino, el propio Marchesín, que hasta no hace
mucho tiempo, y cuando aún estaba en formación, era discutido por fervorosos
admiradores de Caranta, un arquero que claramente ya no estaba en su mejor
momento, y también podemos incluir en la
secuencia a Guido Pizarro, a quien se le reclamaba más entrega, mayor actitud y
mejor definición, por lo que muchos simpatizantes granates pedían banco para él. Al igual que Marchesín, con mucho
menos trabajo pero muy certero cuando le tocó actuar, fueron muy importantes en
este arranque, lo mismo que Mario Regueiro, que parece haber superado el bajón
que por diferentes circunstancias sufrió en el final del Inicial, lo que debilitó
todo el sistema ofensivo, recuperó su mejor nivel y volvió a ser
desequilibrante en ambos partidos. En el mismo sentido podemos decir que tanto
Araujo como Vizcarrondo, Goltz y Pereyra parecen transitar el mejor momento de
sus respectivas carreras, y que Víctor Ayala, una verdadera revelación en su
llegada, hoy se ha consolidado como un factor fundamental para el armado del
equipo, con un aporte es muy destacado tanto en la recuperación como en la zona
de definición. Y si queremos ser optimistas podemos agregar que las incorporaciones
todavía no han tenido tiempo de demostrar su calidad, ya que Chávez prácticamente
no jugó y el aporte de Blanco no fue descollante, y que los pibes del club
tienen por delante un equipo que se lee de memoria, y por eso tienen que seguir
esperando su chance.
Sin querer uno
adentrarse en terreno de fantasías, sin dejarse llevar por la intuición de lo
que puede llegar a suceder con el correr de los partidos, podemos decir que hasta
hoy lo que el resto exhibió fue muy poco, incluyendo a River, que también ganó
los dos que jugó, fueron triunfos muy ajustados y por la mínima ventaja, ante
equipos que no están para grandes cosas, como Belgrano y Estudiantes. Lo de
Boca, Racing, San Lorenzo, Independiente y todos los demás fue muy pobre e
irregular. Incluso Vélez, el último campeón -que le ganó ajustadamente a
Argentinos y perdió en su cancha con el equipo de Gallego- el equipo de Gareca
no está en su mejor momento y el Granate lo recibirá el próximo sábado en La Fortaleza, en un choque
entre las dos instituciones más solventes y ordenadas, una especie de nuevo
clásico que puede entregar conclusiones más precisas sobre lo que puede
esperarse de este sorprendente Lanús de Guillermo Barros Schelloto, al que
tímidamente muchos empiezan a señalar como el mejor equipo del fútbol
argentino.
por Marcelo
Calvente
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